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miércoles, 3 de octubre de 2012

AQUELLOS QUE HABLAN CON LOS CABALLOS




EDNA
Para Bandera Verde Turf

            No debe ser fácil entender a un caballo teniendo en cuenta que fuera de Mr. Ed, no se conoce a ninguno que pueda dialogar con un humano (para quienes no lo recuerdan les cuento que Mr. Ed fue una serie cómica de televisión donde un caballo hablaba con su dueño).  Sin embargo existen profesionales que aun  sin emitir palabra se entienden perfectamente con los pura sangre, me refiero a los peones, cuidadores, jockeys y sobre todo a los veterinarios.
Cuando son citados por los entrenadores para que revisen a su animal “…que no está corriendo como debe… algo le está pasando y no doy con la tecla…”, el galeno emplea varias tácticas para descubrir, si la hay, la correspondiente dolencia. Primero lo revisa de punta a punta para ver si su ojo sabio descubre algo fuera de lo normal, luego comienza con el manoseo de rigor tocando, hundiendo los dedos, doblando rodillas y nudos, raspando vasos y hasta dientes y orejas en una tarea que más parece de un inspector de aduana que de un profesional médico. A continuación también vienen los consabidos análisis que le permiten saber si algo adentro no está funcionando.
Cuando al cabo de todo ese trámite no aparece nada, allí es donde comienza su trabajo psicológico que es lo  más interesante del tema. ¿Cómo se da cuenta un veterinario que el caballo necesita irse al campo o cambiar la comida o poner un peón nuevo?. En el descarte que va haciendo busca su propia experiencia en casos similares o agudiza su ingenio para poder descubrir nuevas situaciones. Ese es el trabajo más destacable porque allí priva sobre todo su intuición que nace del amor por el caballo y que es sin duda lo que lo impulso a seguir la carrera.
¿Se puede entrenar un pura sangre sin tener un veterinario que lo trate?, es posible, pero nunca será tan bueno sin la ayuda del profesional. En general la campaña de cualquier ejemplar destacado tiene como plataforma de lanzamiento el aporte del veterinario, ni hablar de tantos caballos que tuvieron que ser operados para mostrar su real capacidad. Cirugías de garganta, rodillas, nudos, y otros miembros son materia común y en el porcentaje de beneficios los números son categóricos en cuanto al exitoso resultado final.
En los haras, donde ellos generalmente hacen sus primeras armas, el trabajo es tan arduo que los obligan a vivir en el lugar, sobre todo en tiempo de parición. Esta pasantía inicial va formando su carácter y su criterio y les enseña de manera práctica, a hablar con los caballos. No existen las palabras, apenas una seña o un grito, pero los cuadrúpedos entienden, hay un ida y vuelta donde ambos, animal y humano, aprenden.
Cursos, congresos e invitaciones a prestigiosos colegas del exterior son un claro testimonio de los deseos que los profesionales locales ponen para perfeccionarse cada día, a ellos la gloria de algún triunfo clamoroso los toca siempre de refilón, no tienen como meta la fama sino apenas el reconocimiento, que muchas veces se les niega vaya uno a saber porque.
Desde aquí les rindo honor a quienes silenciosamente aprendieron a hablar con los caballos y aportan su esfuerzo diario para el turf. 
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