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martes, 24 de diciembre de 2013

NOTA CON PURA HÍPICA: La recuperación de Flor Peñalva, un mensaje de esperanza para esta Navidad


En vísperas de Nochebuena y Navidad, queremos compartir el orgullo y emoción por una luchadora y ejemplo; Florencia nos recibió en la Clínica Fleni, donde se rehabilita del accidente hípico y sus ganas por volver a la actividad conforman su principal objetivo; una nota distinta, de esas que dejan el aprendizaje como la mejor de las huellas...

Un mano a mano de suma emoción
 entre Flor y Pura Hípica (DupratPhoto/PH)

El camino por la ruta Panamericana se hace intenso debido al tráfico. Los casi 54 kilómetros que separan la Capital Federal con la Clínica Fleni de Escobar parecen interminables y no por la cantidad de vehículos, sino porque las ganas de reencontrarnos con Florencia Peñalvapueden más. Ya pasaron dos meses de su caída en Las Flores (Santa Fe), cuando camino a las gateras, un caballo la tiró de su silla y sufriera un fuerte golpe por el que estuvo muchos días en terapia intensiva.

Lo peor ya pasó. Ella misma lo transmite, sin decirlo. Es una de esas enseñanzas, de las pocas en la que los cronistas hípicos tenemos la posibilidad de darnos cuenta de muchas cosas, en una sola situación. De darle valor a lo esencial, a lo sacrificado que es la profesión de jockey y de la pasión que en sus protagonistas se encierra.

No fue fácil iniciar esta crónica. Primero porque interrumpíamos en su etapa de rehabilitación; algo fundamental para que “Flor” salga adelante. Pero ella misma, mediante mensaje de texto en los días previos, aceptó este mano a mano con Pura Hípica, lo que lo convirtió en una entrevista distinta, de esas que dejan verdadera lección de vida.

"Obvio que voy a volver a correr", es la primera respuesta de Florencia (DupratPhoto/PH)

Esta nota es diferente a las demás. El estilo puede perderse porque es muy complicado apartarse y no sentir admiración por una persona tan joven que la está luchando día a día y contagia esa seguridad que va a salir adelante. El comienzo no fue simple. Las dificultades comenzaron con una celosa guardia en el ingreso por parte de la seguridad de la clínica privada; algo entendible porque son muchos los pacientes que se recuperan en ese lugar, aunque también inesperado porque la única intención era conocer el estado de la muchacha, que ya ganó una de las carreras más significativas de su vida.

Ya cuando “Flor” apareció en el Hall Central, acompañada por su prima Solange, que por estas horas es uno de sus angelitos guardianes al no descuidarla ni un segundo, se olvidó rápido las miles de explicaciones que hubo que dar al personal para el ingreso y el abrazo con Peñalva surgió en forma instantánea. Nos estaba esperando con ganas de contar lo suyo. Todavía se maneja en silla de ruedas. Sabe que es un proceso lento, pero los resultados van surgiendo por buena marcha. La kinesiología ayudará a recuperar la movilidad en su brazo izquierdo y su lucidez es producto de su empuje y constancia con cada una de las prácticas que en forma semanal queda programada por los profesionales médicos del instituto. Cada paso se cumple y eso está más que claro.

La puerta de la habitación con fotos
 de su pasión: los caballos (DupratPhoto/PH)

“Obvio que pienso en volver. Estoy haciendo todo para subirme a un sangre pura de carrera. La meta de mi vida es ser jocketta y sé que lo voy a lograr. No veo la hora de ver un caballo, de estar cerca de él”, es lo primero que dice, mientras nos dirigimos rumbo a la habitación 208. Un par de fotografías de ella pegada en la puerta de su pieza con diferentes caballos –algunas de ellas de su positiva experiencia en la hípica de Ecuador donde participó de un torneo- y un cartel con su nombre, es un cálido recibimiento y también una muestra de su pasión.

¿Sabías que son muchas las personas en la actividad que quieren saber y preguntan sobre tu estado de salud?, es la primera pregunta que se le hace, y con rapidez, responde: “de algo me di cuenta por los mensajes que recibo en mi cuenta de Facebook. Nunca imaginé tener tantos saludos y buena onda. Me dan muchas fuerzas para seguir adelante. Les doy gracias a cada uno de ellos” . Son muy habituales las visitas de jockeys, aprendices y de los profesores de la Escuela. Hubo un llamado que la conmovió mucho y lo confiesa: ”me llamó Pablo Falero, que tuvo una caída muy parecida a la mía y quedó con los diez puntos. Hablamos de eso y me hizo bien”.

El avance de su recuperación ya dio una de las respuestas. Por primera vez, un fin de semana pudo ir a su hogar. También otra de los acontecimientos que no quiso perderse por nada del mundo era el Gran Premio Carlos Pellegrini; evento que siguió por la televisión, y hace su comentario. “Una muy linda carrera ganó Juan Noriega con Soy Carambolo. ¡Qué lindo final!. En la previa, me gustaba Blood Money”, y agrega un dato que la vincula de lleno con sus compañeros y amigos de la Escuela de Aprendices, lugar que muy pronto va a retornar: “otra de las alegrías fue enterarme que egresó Lucas Berticelli. Seguro que explotó de la emoción. Una idea brillante fue la del cartel que formaba su nombre y apellido”.

Entre tantas actividades dentro de su proceso de recuperación tuvo la suerte de iniciar una amistad con una chica de su edad: "se llama Bianca, tiene 19 años y sufrió un accidente de auto. Ya nos pasamos los celulares y estoy segura que de acá me llevó una amiga". 

Que a una competencia de Santa Fe se la denomine Copa “Florencia Peñalva” y justo en una de las principales jornadas clásicas de ese hipódromo significó la primera de las caricias que le otorgó el turf a esta bonita joven. “Tengo el trofeo que ganó Fermaglio y las antiparras de Claudio Olivares, su jockey. Me la hicieron llegar los dueños del potrillo. Ese y el que me dieron en Ecuador los voy a conservar por siempre”. Del accidente no se acuerda de nada. “Cuando desperté ya hacía varios días que estaba en el hospital”, y enseguida da un síntoma de buen humor. “¿Si tengo miedo?. Qué miedo voy a tener sino me di cuenta de lo que pasó”.

Va al frente con su guapeza. No le teme a nada y tiene muy en claro que su gran meta es volver a empuñar una fusta. Eso es su cable a tierra, hizo mucho en estos años para convencer a los suyos y animarse a un medio donde no abundan las mujeres. Por su constancia en las mañanas de ensayos de San Isidro daba la impresión que luchaba por su sueño. Ahora la apuesta es doble y más que nunca sabe que lo va a lograr. Una campeona con todas las letras.

ADRIANA Y FERNANDO, SUS DOS GRANDES PILARES

Los hijos son todo y nunca alcanza el sacrificio que se puede hacer para lograr lo mejor para ellos. Adriana y Fernando son los padres de Florencia y pasaron momentos muy complicados. Ahora, al verla con su rehabilitación, la recompensa es mayor y la fuerza de voluntad de ella les da a ambos ese empuje.

La vida cotidiana sigue y tanto Adriana como Fernando deben cumplir con sus obligaciones laborales. Por eso, se van turnando en el cuidado a Florencia. En el momento de la nota, el que estaba presente era el papá y contó algo de lo vivido. “Fue todo muy difícil. Por suerte, la recuperación es notoria. En un principio, los especialistas esperaban un cuadro peor. Sólo hubo una junta médica y eso es porque el caso no llega a ser de lo más complejos”.

Conocen como nadie a Florencia y tienen en claro que no se pueden negar a que vuelva a correr. A Fernando esa idea mucho no le gusta, pero la acepta porque es la gran pasión de su hija. “Es lo que siempre apuntó y debo respetar su decisión. Lo que sí, le dije que su vuelta tiene que ser con los 10 puntos”. Ser agradecidos es un sello de la familia Peñalva y lo quieren subrayar. “Fue fundamental el apoyo de la UTTA, junto al Doctor Carlos Felice. No tengo palabras para agradecer”.

Quedó en claro que Florencia es una batalladora. Sus padres también, ya que no se despegaron ni un segundo, y juntos sacaron adelante esta carrera difícil que les plantó el destino. 
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