Sin el trofeo itinerante entre los puntos más importantes del turf en el interior, se perdió mucho más que una competencia muy importante
Si bien la rueda del turf gira los 365 días del año, con las reuniones del domingo 3 de febrero en Mendoza, Tucumán y Río Cuarto, entre otros, bien se podría decir que el calendario 2013 en el interior del país quedó formalmente inaugurado en lo que hace a la coyuntura por donde pasó el Clásico Copa UTTA. Tales noticias son positivas en el marco del turf federal que tanto se necesita. Con hipódromos de puertas abiertas, la industria se activa y, en consecuencia, los puestos de trabajo se sostienen. No obstante, una salvedad, que hará diferente esta temporada. La citada Copa UTTA, el hecho más convocante de los últimos años, esta vez no será de la partida.
Con la aparición del trofeo itinerante, paso a paso el mercado de ejemplares se fue activando. Incluso, muchos propietarios fueron tomando como costumbre la idea de adquirir un elemento en pos de este halago. Así, no sólo la Copa UTTA fue ganando en nivel con el correr de los almanaques, sino también los grandes clásicos de cada provincia. La inversión era proporcional a la esperanza.
Ese aire fresco en algún punto del año para muchos de los hipódromos más importantes de las provincias ya no está. Tampoco la celebración del turf, ni tampoco la unión de las familias. El horizonte no lo tiene como uno de los atractivos, amén de esa alegría local antes, durante y después de cada acontecimiento organizado por el grupo que dirige Carlos Felice. Esa piedra que sirvió para construir ya no está. Se nota ahora. Se notará con más fuerza en breve, incluso con la misma fuerza que llegó y fue trascendental.
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