GANADOR Y PLACE

Mazulla Fotos



Fotochart

Fotochart

.

.

lunes, 10 de julio de 2017

Sueños Pura Sangre

Por: Adrián Domínguez   /  Foto: Gustavo Duprat / www.todogalope.com
“Las carreras las ganan los caballos”, son las seis palabras que reciben a cada uno de los chicos que ingresan a la EJAJC (Escuela de Jockeys Aprendices del Jockey Club) en busca de un sueño, pero también acogen a todos los que en algún momento y por diferentes ocasiones la visitan. Puede parecer extraño, hasta un contrapunto. Es decir: si en un centro de entrenamientos olímpicos diría “Las competencias las ganas las jabalinas”; o en una escuela de pesca “a los peces los pescan las cañas”, sería extraño y hasta, tal vez, criticado. Allí no. El Turf es un mundo aparte, extraño, diferente y hasta con toques mágicos. El mensaje es claro, y tiene que ver con la formación que da la escuela, la cual está basada en el respeto por el compañero pero principalmente por el caballo. También tiene que ver con su director, con sus profesores y con una evolución del mundo donde cada día –aunque en una ardua lucha- se intenta respetar más a los animales. Los resultados fueron un éxito, ya superaron las 10.000 victorias.



El director

El pilar fundamental de la escuela. Su físico lo delata: bajito, parece aún tener las piernas fuertes, y está cerca de los caballos. Definitivamente el director de la escuela fue jockey. Ahora está sentado al frente de la clase: hay unos 15 jóvenes delgados, pequeños, muchos con rasgos de timidez en la mirada. Lo observan con atención y hasta admiración. En ese momento, llegan dos periodistas, golpean la puerta. “Pasen”, expresa el hombre de baja estatura y experiencia en sus palabras: “les dije a las 13 y son las 13:30”. Los trata al igual que a sus alumnos, la vocación de enseñar valores parece estar presente las 24hs del día. El periodista, rápido pone de excusa el tránsito. El profesor, les dice que no hay problema, que se sienten entre los alumnos. Ahora, estos dos forasteros parecen dos gigantes sentados entre los muchachitos que aspiran a usar casco y emplear una fusta en el futuro. El director, sigue explicando la primera regla de la casa: «las carreras las ganan los caballos. Mi clave fue ponerme en el lugar del caballo, con eso crecí como jockey. Quiero devolverles a los caballos todo lo que ellos me dieron y la formación de ustedes es parte de eso…». Y continúa: «Esto no es difícil, la llave que abre todas las puertas es trabajar todos los días, entrenar a los caballos, en algún momento va a llegar la oportunidad. Pero cuidado, cuando les llegue tiene que seguir igual, viniendo a trabajar temprano, haga frio o calor. Siempre, sean consagrados o cuando todavía no los conozca nadie ».

La primera pregunta del periodista, luego de que terminó la clase, es la que haríamos casi todos. ¿Por qué el cartel de “Las carreras las ganan los caballos”?: « Es algo que aprendí con el tiempo. Hay caballos que son poderosos en sus mensajes. Uno de ellos fue Durero – explica con un entusiasmo pocas veces visto, como cuando Maradona detalla el paso a paso de su gol a los ingleses en el 86. Tiene una sonrisa en el rostro inquebrantable-. Con él gané el Clásico presidente de la República en Rosario. Llegaba a correr uno de los mejores caballos del país, y a priori no había forma de ganarle. Corrí a Durero porque su jockey se accidentó, era mi sueño correrlo, el sueño de mi vida. Planifique la carrera haciendo una maniobra legal de taparle el paso al favorito a la salida de la curva. Era la única forma, licita, de ganarle. El destino hizo que salga todo a la perfección, tal cual lo había planificado. Recuerdo textual el artículo del Diario La Capital del otro día: «Hay un nuevo genio, se llama Durero, el cual tuvo a Héctor Libré al hábil jinete causal de la victoria” ».
La repregunta natural surge: Pero si en realidad, según el artículo y su planificación, la ganó usted, ¿Por qué, entonces, le hizo entender que las carreras las ganan los caballos? La respuesta, es contundente: «Esa noche me acosté y al intentar dormir miré el techo del stud y pensé el porqué de la victoria Durero y ahí entendí todo. Él es el que había tapado al otro caballo, él se metió entre medio de caballos a lo guapo, él fue el que soportó al último adversario que venía rápido, por fuera, a ganarle. En ese momento, entendí que la carrera la había ganado Durero. Había hecho lo que yo lo pedí, sí, pero la había ganado él. Por eso, siempre, las carreras las ganan los caballos.»

El caballo

Es imposible hablar de que es un jockey y todas las aristas de su profesión si en primer lugar no se logra comprender, al menos superficialmente, que es un caballo. ¿Qué es un caballo? No solamente los de carrera, sino todos. Los caballos en su vida natural son presas, su naturaleza es ser una presa. Entonces, ¿Por qué corre un caballo?: Porque se escapa. Se escapa porque tiene miedo que se lo coman. Responde a su condición natural de presa. En la naturaleza del caballo está correr. Es su primer mandamiento: correr. Por esto, siempre que se abra una gatera, se caiga la correa del peón que lo lleve, quede entreabierta una tranquera, se escuche un ruido fuerte o se haga un movimiento brusco, el caballo va a correr. Primero va a correr, se va a alejar y luego va a pensar. Al revés de los humanos: nosotros pensamos la mejor salida del problema y después, si es necesario, corremos.

El caballo de carrera, además de esta condición natural de presa, tiene el agregado de que comienza el entrenamiento en una etapa muy temprana de su vida. Las primeras carreras pueden ser cuando el caballo recién tiene dos años. Definitivamente, estamos hablando de que comienza a entrenar siendo un bebé. El fin de esta carrera deportiva, será aproximadamente, cuando tenga siete años. Teniendo en cuenta que su tiempo de vida es de entre 25 a 30 años, comienza a correr como un niño y se retira como un “adulto – joven”.

Es por esto, que además de su condición de presa y asustadizo, el caballo es un bebé y requiere un entendimiento total con su jockey. De esto, se encarga religiosamente la EJAJC. Durante los primeros seis meses en la escuela, los alumnos lo único que aprenden es del caballo. Esto es porque el jockey tiene que entender al caballo, no necesariamente la composición anatómica exacta, sino comprender que es un ser viviente, que puede tener altibajos como una persona, que siente dolor y que aprecia el cariño. El jockey, elementalmente, tiene que saber cómo está el caballo y entenderlo.

El director, agarra un caballito en miniatura que hay apoyado arriba de su escritorio y explica: «ustedes tienen que entender todo del caballo, lo tienen que conocer con los ojos cerrados. Eso lo van a lograr si cuando suben, todos sus sentidos están puestos en él. Tienen que escuchar su respiración: fuuu,fuuu, fuuu; la posición de las orejas: si las tiene paradas está atento y contento, si las tira para atrás está enojado; escuchar como respira cuando apoya las manos, si se le corta la respiración es porque le duele algo; los cambios de manos, el primer trote. El caballo, así, te va a decir “hola, me pasa esto”. Ningún caballo corre, ni respira, ni camina igual a otro, conocerlos a todos depende de ustedes» .

Los Riesgos

Convivir con el riesgo para los jockeys es algo natural.  Rodadas, caídas, golpes, caballos asustados que lanzan a sus jinetes por el aire. Algunas veces es solo un raspón, sacudirse la tierra y seguir; otras un hueso quebrado y quedar algunos meses sin competir; algunas caídas más graves los pueden dejar inconscientes, que se apague todo en una carrera y amanecer en un hospital es algo que los jockeys tiene que asumir como probable; y también la muerte, el riesgo de vida está en cada una de las carreras que disputan.

Nunca, aunque el caballo esté preparado de competir, un hombre de 50kilos puede llegar a controlar del todo a un caballo de aproximadamente 500 kilos. Es decir, más allá de la habilidad del jinete, si el caballo se decide a hacer algo, este no lo puede parar. Más aún, si este animal de puro musculo, viene entregado completamente a la velocidad y alcanza picos de 65 km/h.

Libré, sigue hablando con los dos jóvenes periodistas, y ante la consulta por los riesgos, pone la cara más seria de la tarde y con una expresión de preocupación en sus ojos explica: «esta escuela asegura que se van a caer. El jockey es necesario que se caiga por primera vez para saber si esto es lo suyo. Ahí decide, si es más fuerte la pasión por el caballo y correr o el instinto de conservación y retirarse. Para correr un caballo hay que tener algo de locura. Después que dejé de correr, fui a ver una carrera al codo y al ver como venían pensé “yo estaba loco, no sé qué hacía ahí adentro”. »

Hubo un momento de la tarde en la que los ojos del director se pusieron vidriosos. Una pregunta del periodista que más habla e indaga, pareció dejar atrás a aquel hombre rustico y de carácter inquebrantable, pero que todo el tiempo tenía una sonrisa en el rostro: «Cuando uno de los chicos se cae y vos estas ahí viéndolo por televisión, se te viene el mundo abajo. 

Los pibes son casi tuyos, después de dos años enseñándoles cosas…». La voz se corta, pero a los segundos afirma: «A uno le duele en el alma, pero es lo que ellos eligen, son los riesgos que asumen, decidieron estar acá ». Un poco escapando de es sentimentalismo que casi los hace verlos como un padre para volver a su rol de docente, el cual tiene que dejar en claro todo el tiempo los riesgos de la profesión.

El Peso

El último capítulo, el más difícil. La balanza es el peor enemigo de los jockeys. Desde el ingreso a la EJAJC saben que la balanza siempre tiene que responderles positivamente, sino todo se derrumba. El peso es excluyente. El folleto que muchos chicos sostuvieron en la mano con la esperanza de ingresar a la escuela es contundente: el máximo es tener 19 años y pesar 50 kilos y así en forma decreciente, 18 – 48; 17- 47 ;16 -46; 15-45. Además está laaltura ya que a lo máximo que puede llegar a medir un futuro jinete es a 1.60mts.

En comparación con el futbol y el boxeo, el turf tiene en sus jockeys historias similares y hasta más crudas. Muchos de los alumnos de la escuela llegan del interior del país. Chaco, Mendoza, Jujuy, etc. Miles de kilometros los separan de su familia. Estos pequeños hombres, llegan “con lo que tienen puesto” y un puñado de ilusiones. En Buenos Aires, los espera el gran sueño de cambiar su vida y ayudar a su familia. Pero muchas veces, el enemigo más grande de este sueño, es su propio cuerpo y ahí es cuando ocurre el gran problema.

La escala de pesos es obsoleta. Es responsable hasta de suicidios entre los jockeys. El someterse a no ingerir ni siquiera líquidos para no aumentar en peso, produce deshidratación y esta da como resultado infinitos problemas. Hay casos, en nuestro país, de jockeys que tuvieron que ser trasplantados y otros que fallecieron en la espera.
En los últimos 8 años, veintisiete países cambiaron la escala de peso. Argentina no es ajena a esto, Héctor Libré es la cabeza de un proyecto para el aumento de dos kilos: «Para un jockey dos kilos significan por tomar un vaso más de agua. No estamos hablando de comer algo, sino de poder tomar agua», explica con desilusión.

El proyecto nacional, tiene sus bases en lo ocurrido en Irlanda. Este país, uno de los líderes en la industria del turf, está entre los cinco mayores criadores de SPC del mundo. Allí, se aumentó en 1.8kg el paseo base, y se dispuso que nunca un jockey puede montar a un caballo con menos de 52.61kg. Dos kilos, un vaso de agua.

La balanza rompe ilusiones y sueños, pero lo más peligroso es que llega a poner en riesgo vidas.  El jockey debe entender que contra su propia naturaleza es imposible, pero también debería tener un acompañamiento. Libré, parece algo rendido con el tema, insiste en que debería “caerse solo” y que los hipódromos ya lo deberían haber tratado: «La escala de pesos tiene 160 años, está viejita. No existía ni la penicilina cuando la crearon.»

El llegar del interior a San Isidro, pasar a vivir en un stud, estar lejos de tu familia y sentirse solo, hace que la frase “la escuela es el segundo hogar”, se rompa. En esos dos años donde el jinete se forma para salir a correr, la EJAJC pasa a ser su casa. En ese hogar los esperan Héctor, Víctor, Juan, Miguel y todos los que forman la escuela. También los espera ese enorme amigo de plástico, que nunca los va a tirar ni va a escapar, con el que pasaron varias horas corrigiendo su postura, el caballo mecánico.  Pero, ante todo, los va a esperar ese cartel que reza “Las carreras las ganan los caballos”, para que desde el primer día los respeten, y entiendan que en esta profesión serán los únicos que nunca los van a abandonar.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

No hay comentarios:

Publicar un comentario