Por: Fabián
Miró – El Día online.com
La industria en
Gualeguaychú genera alrededor de 1500 puestos de trabajo en forma directa e
indirecta. Algunos propietarios de caballos de carrera decidieron desprenderse
de ejemplares por cuestiones económicas. Cada vez se hace más complicado correr
en Buenos Aires por los costos que genera trasladarse.
La zona del
hipódromo se caracteriza por la cantidad de stud y caballerizas que se
encuentran en el lugar, además de los que funcionan en el mismo hipódromo. Se
trata de una industria que excepto cuando se efectúa una reunión, permanece en
silencio la mayor parte del año, aunque el movimiento es incesante.
En verano la
actividad comienza a las 5.30, con las primeras luces del día. Uno a uno los
caballos son llevados a la cancha del Hipódromo para la sesión diaria de vareo,
que termina con un baño al ejemplar y la vuelta a su box donde pasa la mayor
parte del día.
Por la tarde,
los que están en competencia caminan. Cada ejemplar consume 7 kilos de avena y
alfalfa y entre 30 a 40 litros de agua.
Cabe destacar que los alimentos experimentaron una suba considerable en los últimos dos años, como así también “trasladarse a competir a Buenos Aires y la Plata”, indicó Carlos Mourazos, cuidador y propietario de caballos de carrera que se dedica al rubro desde el año 1984.
El propietario
del stud “Los Charrúas” contó que tiene “18 ejemplares”, aunque supo tener una
“mayor cantidad”. Algunos son de su propiedad mientras que otros
pertenecen a una sociedad con otras personas, y los restantes a gente a
la cuales les cuido y “preparo los caballos”.
El cuidador
señaló que la “actividad en el turf presenta una serie de complicaciones que no
son ajenas al momento económico que nos toca vivir”. Detalló que hay gente que
ha “largado los caballos de carrera”, teniendo como destino “trabajos
rurales, reproducción, y otros para polo”.
Aclaró que la
comercialización está un poco saturada, teniendo en cuenta la “cantidad
de ejemplares que se pusieron a la venta”. Y pasa, lo que suele suceder
habitualmente, compran “personas que tienen un buen poder adquisitivo,
mientras los que estaban en una franja media prácticamente han desaparecido”.
Dijo que hasta no hace demasiado tiempo “dos o tres personas que trabajaban en
relación de dependencia podían asociarse y comprar un caballo de carrera, algo
que ahora no pueden hacer”.
Además, comentó
que para empezar en el rubro y adquirir un ejemplar hay que pensar en “100 mil
pesos, cifra inalcanzable para un trabajador común; y hasta en el afán de
vender se están dando cuotas”.
Los costos
Mourazos
manifestó que los costos se fueron muy arriba y que hoy “viajar a Buenos
Aires a competir tiene costos muy elevados. Si se lo hace con una camioneta y
un tráiler hay que pensar en $4500 de mínima, sumando combustible, peaje,
también y demás gastos y al vareador”. Pasando en limpio, mantener
un caballo de carrera, demanda una “erogación de $9000 mensuales”, destacando
que un par de año atrás el costo era de entre “$ 3000 y 4000 aproximadamente”.
Señaló que por
mes, un ejemplar consume 200 kilos de avena que rondan los $2.200, además de
fardos de pasto a $200 la unidad. A todo esto se le deben sumar los gastos de
la cama, en el stud para el ejemplar y el pago al peón”.
Contó que un
problema que se presenta en San Isidro, propiedad del Jockey Club, es el pago
de los premios en el primer y segundo puesto. A los “15 días se paga el 30% del
importe”, mientras que para percibir el resto hay que “esperar un tiempo
considerable como ahora que tenemos dos meses de atraso”.
Datos a tener
en cuenta
La actividad
genera directa e indirectamente unos 1500 puestos de trabajo en la ciudad.
El turf le da
trabajo a más de un millón de personas en Argentina. No es un juego de azar. La
apuesta es solo el último eslabón de una cadena que une trabajo y
productividad.
El Hipódromo local en 2017 cumplió 150 años, y es el segundo más antiguo del país, después del de Tandil.
En el período de
preparación del animal, trabaja mucha gente. Todo el personal de un stud,
herreros, jockeys y proveedores de insumos, también entrenadores y vareadores.
Ya en la etapa de competencia, se les debe sumar personal de pista y
administrativos en los hipódromos.
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