EDNA
Para Bandera Verde Turf
Entiendo que el Turf debe hacer una lectura
profunda y correcta de su vigencia y su futuro.
No quiero pecar de pesimista, pero jamás vi un
deterioro tan grande como el que estamos atravesando, no tanto en lo
turfístico, sino en lo humano. La desconfianza, se nota en los foros, ha ganado
la tribuna, y las publicaciones.
El turf por intermedio de sus autoridades deben
tomar en cuenta de ello y buscar las posibles salidas. Deben concientizarse de
otorgar la máxima cristanilidad a todo lo inherente al hipódromo. Creo que ya
es tarea de todos. No debe tener un trato parcial sino global. Además exige un
sinceramiento real en todos. No alcanza con no permitir tal o cual medicamento
y permitir que a unos pocos kilómetros se evadan todo tipo de reglamentos en
ese aspecto y muchos más.
El turf local debe marcar rumbos definitorios en
ello. Tienen la obligación de informar. El hipódromo no lo hace. Sanciones retenidas,
cuestionadas, con criterios distintos y sistemas de control diferentes.
Programaciones individuales de los máximos, sin siquiera conocer con
anterioridad las de sus competidores y me refiero al resto de lo hipódromos.
Basta con registros cronográficos que resultan dudosos para una parte de la
afición. Volver al registro manual en los guarismos oficiales, por lo menos
como actores paralelos al sistema a cargo.
Se que me dirán que es ir contra el mundo.
También vamos contra el mundo con un sistema de
llamados arcaicos y vetustos, de la época del pasado. Mientras en otros países
se corren otros tipos de pruebas, acá no se les acepta o mejor dicho se les
desprecia. Basta con "figurines" amparados por TODOS que nada bueno
le hacen al turf. ¿No sería mejor que una vez suspendido el profesional, por el
tiempo que dure la pena se otorgue un permiso al capataz o capataces del mismo,
para presentarlos con la aclaración pertinente? Para ellos tenemos que conocer
el stock con que cuenta cada hipódromo. Tanto caballar como humano.
Eso no se hace porque no conviene, porque no se
quiere dar transparencia a la actividad. Los ejemplares anotados procedentes
del interior, que son muchísimos, debería informar el hipódromo, o los
hipódromos, sus lugares de procedencia, Eso se logra trabajando en serio en
turf. Ninguno estamos ajenos a esas falencias. Esto es por plata, no es por
porotos. Individualmente es imposible de lograr. Unidos todos dejando nuestras
apetencias personales en el atril, vamos a empezar recién ahí el camino que nos
lleve a la claridad, a la transparencia, a creer en los fallos, a volver a
creer en el turf.
Existen Escuela de Aprendices y Escuelas o Cursos
de Capacitación para Entrenadores. Lo veo muy bien. Todo lo que se haga en pos
de crear futuros actores de la programación es bienvenido. ¿Y los peones, para
cuando? Una Escuela que forme peones, que los saque de la calle, que los
eduque, que se inserten en la vida misma desde jóvenes, Que aprendan junto al
trabajo fundamental de un stud, el querer, el amar al caballo. Su fuente de
ingreso a futuro.
No nos dejemos engañar por la astucia de
"parlanchines", que logran llegar a transformarse en entrenadores de
caballos, gracias al trabajo del peón. El peón es quien más convive con el animal.
Es él quien descubre defectos, dolores, mañas, etc y por lo general es el
personaje anónimo de una película con actores de primera. Es el paso previo, al
aprendiz. Conocer desde chico lo que es el vareo, lo que significa en la vida
del entrenador esa faceta. Se nota " a la legua" la falta de peones,
la escasez de esa función, cara para algunos, muy barata para otros. Se me dice
que "encarece" la pensión mensual. Claro que puede ser cara para
aquellos peones, que sin futuro dejan la vida en el stud o en los studs. Es una
actividad que debe programarse de arranque. Con premios y castigos, con
enseñanzas de vida. Con distintas tareas de acuerdo a las condiciones y
características de cada uno.
Una labor para jóvenes y a su vez determinar
distintas condiciones que al llegar a cierta edad, de no reunir los
conocimientos que auguren un futuro útil, lamentablemente pasen a ocupar otros
cargos menos remunerados dentro de la actividad o dejar la misma. Todo eso debe
estar reglamentado. Por quien será menester de cada hipódromo de estudiarlo,
aplicarlo.
La tarea de quienes dirigen la actividad no solo
se limita a concurrir al hipódromo los días de carreras. O el de ir a la mañana
a pedir boxes al Encargado de los mismos para un entrenador amigo. ¿Será tan
dificil programar algo que redunde en beneficio de la actividad? ¿Que abra
puertas a un futuro cercano, inmediato? Parecería que los directivos
empresariales afectados a la hípica, cuidan tanto el bolsillo de su tesorería,
mientras que por otro lado dilapidan dineros en frivolidad, bebidas finas y autos
0 km que poco hacen a favor de la misma empresa.
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