Lo estuve llamando en estos días
para saber de su estado. Y “Costita” estaba contento, porque le faltaban unos
días para poder correr, con el permiso de las médicos. La caída lo había dejado
fuera de las competencias durante un tiempo.
Y volvió, como siempre con toda su calidez, un pibe de perfil
bajo, un jockey fantástico para el periodista que escribe estas líneas.
Y por lo sucedido hoy, es que siempre digo que los jockeys
son unos profesionales increíbles, que corren con cualquier condición climática
y con los kilos, tema que no se habló más, hacen esfuerzo único para poder
seguir corriendo.
Enseguida llegaron las ambulancias y los médicos, por un
momento el apuro de ellos en llevarlo arriba de una camilla hacia la ambulancia
para salir rápido al Sanatorio, nos hizo pensar que estábamos en problemas.
Mejor dicho, que “Costita” no estaba bien.
Pero por suerte las informaciones fueron alentadoras. Después
de los estudios correspondientes, Juan Cruz Costa se fue para la casa, tras
pensar cuando volaba por el aire, lo peor.
Por eso, porque no le pasó nada, deseo, quiero mostrar los
peligros que corren los jinetes a cada momento. Gracias a Dios el pibe está
bien y es factible que el lunes salte a la cancha de Palermo.
Les pido lo reciban con un aplauso. Costita, todos los
jockeys se lo merecen.
No es fácil la cosa cuando se va arriba de un caballo a 60
kilómetros por hora, pisando dos fierritos y con un casco que la verdad, no
sirve para nada.
por Osvaldo Martinez
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