Mi nombre es Julián Petrera. Soy entrenador de
caballos de carrera. Una profesión de pasión, constancia y arte en distintas
formas de hacerlo.
Soy sólo un complemento de la actividad hípica del
Turf. Sin duda a lo mío le doy el valor de ser y hacer dentro de una industria
que me gustaría se conozca tal cual es. Por ese motivo y como para reflejar la
importancia que tiene, escribo de una manera quizá sin "números" que
demuestren, pero apelando a quien lea a sacar de mis escritos la cantidad de
familias que de ella viven.
¡Y es así, VIVEN! Me gustaría mucho que todos
sepan que, desde un campo argentino de un criador de caballos de carrera, nos
hemos posicionado en el mundo como un país de los principales generadores de
crianza. Desde ese campo argentino, los propietarios criadores generan cantidad
de puestos de trabajo que sólo conlleva mano de obra humana. Lo del campo en el
campo, y lo externo al campo de cría es también incluido a mano de obra humana.
Ahí en ese punto base, el campo argentino de un criador, nace nuestra tan
apreciada mundialmente industria
¿Cómo sigue? Sigue con la pasión, constancia,
dedicación y esfuerzo de muchas etapas de la actividad que obviamente y con el
amor, atiende, cuida, alimenta y le da sanidad al caballo atleta sangre pura de
carrera. Desde su nacimiento, en crianza, su manejo de amanse y educación, su preparación
para empezar su entrenamiento competitivo y hasta llegar a ser un caballo
sangre pura de carreras en competencia, todo lo relacionado a ese atleta, lleva
a su lado al ser humano y a la familia de cada uno.
Sumen, imaginen, no es difícil encontrar el
volumen y la cantidad de trabajo que esta industria genera. Agreguen todo lo
que vean relacionado a ella. Lo digo porque hay que tener en cuenta también ocupaciones
hacia la actividad que también son de mano de obra humana (empleados de hipódromos
de la Argentina) como ejemplo. Ellos también, aún sin estar a veces
directamente con los sangre pura de carrera, hacen de los hipódromos
nacionales, lugares seguros para que el caballo atleta compita con sanidad y
control.
Amo esta actividad a la que me dediqué desde muy
adolescente. Y la siento muy mía, pero con la gran necesidad y deseo de
compartirla con todos. Quiero una Argentina orgullosa de lo que representa esta
actividad, no sólo para el país en el que vivimos y amamos, sino para el mundo
que siempre nos ha elogiado como criadores y productores de excelencia.
Un Turf moderno es lo que espero. Un Turf
transparente que refleje nuestra hermosa realidad. Un Turf que llegue a todo el
mundo como nosotros recibimos de todo el resto del mundo. Libremente y sin
ataduras a falsas conjeturas de lo que somos. Para todas esas familias que
viven de esto que es algo tan grande no sólo en volumen y numero, sino en
calidad de valor humano alrededor de un ser tan noble como es el caballo sangre
pura de carrera, va mi extensa explicación de algo interminable de valorar.
Ojalá haya dejado algo a pensar. Y que si alguien
puede hacerlo llegar a quien corresponda que ayude a nuestra amada actividad,
me voy a sentir el hombre hípico más satisfecho en el mundo sin necesidad de
carreras ganadas.
Abrazos a las familias del mundo del caballo
sangre pura de carreras.
N. de la R.: en la foto junto a Oscar Mansilla,
con quien trabajó en Los Cardales, el autor de la carta también estuvo en el
campo con Juan Carlos Maldotti, en el Haras La Pasión, colaboró con Edgardo
Martucci, fue capataz del Haras La Quebrada en San Isidro, y actualmente cuida
en Palermo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario