La cría y la competencia de caballos de sangre pura de
carrera son una actividad productiva generadora de fuentes de trabajo y
verdadero orgullo nacional.
Foto: Mazullafinish |
Fuente: Diario LA NACION
En un país con
fuerte perfil y tradición rurales, el caballo está indisolublemente enraizado
en nuestra identidad. Es, además, eje central de un importante sector de
nuestra actividad económica nacional, como el de la cría de animales, una
actividad no demasiado conocida por el gran público. En particular, la cría de
la raza sangre pura de carrera ofrece sensibles ventajas competitivas para
nuestro país, destacado por sus aportes a la industria hípica. La actividad
desarrolla una muy importante capacidad de generación de empleo en tanto
utiliza mano de obra intensiva, irreemplazable por cualquier avance de la tecnología.
En el mundo del
turf, la Argentina es el cuarto país del globo en número de crías por año. Eso
implica estar a la vanguardia y ser responsable de nada menos que del 9% de la
producción mundial. Nos ubicamos detrás de los Estados Unidos, Australia e
Irlanda, incluso superando a países de larga tradición hípica, como Gran
Bretaña o Francia. Nuestro sector es casi tres veces más grande que su par
brasileño, casi cinco veces más que el capítulo chileno y casi 13 veces más que
su similar peruano.
En la Argentina,
por razones de eficiencia y competitividad, el número de nacimientos anuales de
caballos de sangre pura de carrera crece significativamente, mientras que en
los Estados Unidos y en Australia la tendencia es exactamente la inversa. La
producción nacional se concentra en las provincias de Buenos Aires, Córdoba,
Santa Fe y Entre Ríos.
Por año se
exportan unos 240 caballos de carrera a todo el mundo, incluyendo países
vecinos. Eso es apenas un 3% del total de nuestra producción, cuando en el
pasado llegamos a exportar hasta un 8%. Si pensamos que Irlanda, por ejemplo,
exporta nada menos que el 50% de su producción, es evidente que asoman en este
terreno amplias posibilidades de crecimiento.
En la cría, la
recría, el entrenamiento y la competencia de los caballos de esta raza trabajan
en nuestro país unas 45.000 personas, a las que deben sumarse otras 90.000 que
hacen tareas indirectamente relacionadas, como las de transporte, laboratorios,
veterinaria, comercialización, forrajes, suplementos alimenticios y herradores.
Se estima que nada menos que unas 400.000 personas viven del trabajo generado
por este sector.
En la Argentina
hay hoy más de 15.000 caballos de carrera en entrenamiento o cuida,
prácticamente la mitad de ellos en el interior. Es de destacar que más del 80%
pertenece a personas totalmente ajenas a la actividad misma de la cría, con
frecuencia agrupadas en circunstanciales consorcios de amigos cautivados por la
popularidad del deporte hípico.
En su conjunto,
la actividad que generan estos caballos, sumando sus distintos capítulos,
genera nada menos que el 8,7% del producto nacional agropecuario y el 18,2% del
pecuario.
Entre las fuentes de ingreso de los propietarios de esta raza está
claro que los premios de las carreras disputadas en nuestros hipódromos son un
factor de peso. Con ellos no sólo se remunera parcialmente el esfuerzo de los
propietarios, sino también el quehacer de los entrenadores, jockeys, peones,
capataces y del resto del personal. Los premios actúan entonces a la manera de
aliciente, alimentando la esperanza y el futuro en un sector de nuestra
producción con capacidad real de crecer. Las apuestas son, indirectamente, una
de las fuentes de ingresos de una actividad eficiente, que además está
debidamente regulada y reglamentada.
Un estudio
oficial reciente demuestra que el 1% del total de los apostadores en los
hipódromos bonaerenses son jugadores compulsivos. Para la enorme mayoría, se
trata de parte de su afición deportiva. El turf, no obstante, padece la
creciente competencia de otros juegos alternativos, incluido el clandestino,
que, utilizando desaprensivamente la imagen del turf, levanta ilegalmente
apuestas.
Como se
desprende de lo reseñado, cabe advertir que la actividad del sector de la cría
y de las competencias de los caballos es una sólida actividad productiva,
generadora de fuentes de trabajo y de ingresos y un verdadero orgullo nacional
que, por su indiscutido nivel de calidad, nos distingue sobradamente en el
mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario