Desde mediados del año pasado ya había informes oficiales
que advertían el fenómeno climático que hoy vivimos. Dicen los que saben que
hasta ahora ocurrieron tres expresiones diferentes, pero relacionadas: la
creciente de los ríos Paraná y Uruguay en diciembre y enero con alturas nunca
vistas en 50 años; las tormentas de febrero disfrazadas de tropicales con
vientos que alcanzaron los 160 kilómetros por hora, similar a un auto de
carrera; y por último, una lluvia que empezó el 1° de abril a la noche y que
salvo por algunas treguas y a juzgar por los pronósticos, todavía no terminó.
Esta última etapa
trajo consigo el aumento del río Gualeguay, que tanto en Rosario del Tala como
en la ciudad homónima, su altura registró –y está previsto que registre– marcas
históricas según la Dirección de Hidráulica provincial.
La síntesis solo está
hecha a partir de seguir las noticias climáticas y de alguna manera muestra la
magnitud de El Niño, ese fenómeno que genera mucha humedad en algún lugar del
mundo y una extrema sequía en otro. Desde octubre –quizás antes– ya se sabía
que esto iba a ocurrir, a lo mejor no con todas sus características, pero sí
con las crecientes y las tormentas. Sin embargo, no todas las medidas fueron
realizadas para evitar que miles de familias abandonen sus casas a merced de un
agua que entró y pudrió todo. Cuando crece el Uruguay, el Paraná y el
Gualeguay, todo ese volumen termina en el Delta, zona de la provincia en donde
se agudizó la problemática.
El turf no está ajeno a esta difícil situación. Desde que comenzó
esta interminable lluvia las pistas e hipódromos de la provincia se han visto
obligados a suspender o reprogramar reuniones hípicas. Incluso el Hipódromo de
Las Flores (Santa Fe) se vio obligado a suspender definitivamente su reunión prevista
para el 10 de abril y reprogramada para el 17.
Las causas fueron claras y contundentes: los ejemplares
anotados, en su mayoría, no podían viajar, ya que sus localidades se
encontraban inundadas o en su defecto no tenían un lugar adecuado para varear.
El domingo la única plaza que pudo realizar competencias fue
el hipódromo de Gualeguaychú que brindo una muy buena jornada a pesar de las
inclemencias meteorológicas. En idéntica situación estuvo el hipódromo de
Concordia el domingo 10, cuando se corrió bajo lluvia sin afectar el desarrollo
habitual de la jornada.
Para este domingo se preparan carreras nuevamente en
Concordia y en algunas pistas de la provincia, pero aparejado a las
organizaciones, el servicio meteorológico pronostica intensas lluvias para todo
el transcurso de la semana.
Quizás impotentes observamos todo esto que nos limita y nos aísla,
nos separa o simplemente no nos deja trabajar… pero quizás también nunca nos
pusimos a pensar si es la naturaleza la culpable o es la desidia de aquellos
que sí tienen las responsabilidades de brindarnos una mejor calidad de vida,
que evidentemente no lo hacen. En La Paz son más de 130 las familias que
perdieron absolutamente todo y el hecho se repite en otras ciudades.
Sin embrago y a pesar de aquellas tareas que no se hicieron,
de los caminos que no se arreglaron y quedaron intransitables, de los arroyos
sin sanear, de los pobladores a los que no se les avisó como corresponde, de
los productores del campo que se la jugaron sin saber, de las obras que
faltaron y entre otras situaciones que ahora parecen cotidianas, siempre queda
la solidaridad de los pueblos.
Como un seudo consuelo vemos una y otra vez, de forma rápida
y precisa, organizados o por organizarse, y desde diferentes lugares del país, que
alguien da una mano para sacar del fondo al que ha caído frente al fenómeno del
clima o de la desidia.
BANDERA VERDE
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