Una arritmia causada por los métodos para no
subir de peso lo obligó a colgar la fusta hace cinco años; el regreso, a los 39
años.
Carlos Delfino - LA NACION
JESÚS MEDINA - Foto LA NACIÓN |
El 15 de diciembre de
2010, la ciudad era un horno. Parecía que había llegado antes de tiempo el
verano y era todo un desafío salir a competir bajo el sol para los caballos y
los jockeys. En ese contexto, Jesús Medina cruzó el disco del hipódromo de San
Isidro en el tercer puesto a bordo de Sound System, se sintió agotado y cuando
llegó a su casa le anunció a su mujer, Eugenia: "No corro más".
Hoy, a los 39 años, a
más de un lustro de aquella tarde, el entrerriano está otra vez en carrera.
Sabe que aquella decisión fue inevitable, vital para su salud. También resultó
una enseñanza para la oportunidad de volver a calzarse los breeches y la
chaquetilla. "Tomaba pastillas para adelgazar porque me costaba mantenerme
en peso y eso me provocó una arritmia. Los médicos no sabían nada, pero me
hicieron estudios y tuve que dejar el tratamiento. Fue una macana y casi no la
cuento", recuerda este padre de dos mujeres y tres varones. Enseguida tomó
conciencia de la gravedad de la automedicación, desechó todos los comprimidos y
pensó en un pet shop, un plan B para su vida laboral, lejos de los caballos y
cerca de su casa, en San Miguel.
"Una mañana me
levanté, casi exaltado después de otro de esos sueños, y le dije a mi mujer que
iba a volver a correr. Me miró y se rió; no me creyó. Empecé a ir a trotar, a
cuidarme en las comidas, y cuando estaba en 61 kilos volví a arrimarme a un
hipódromo", profundiza el jinete. En el paso siguiente se involucraron su
amigo y ex jockey Marcelo Ruiz, el entrenador Rubén Quiroga, el peón Ezequiel
Garzón y Héctor Ruiz, que armaron una cadena de alertas. "Ruiz le avisó al
cuidador que yo estaba en peso otra vez, Ezequiel preparó dos caballos en
Gualeguaychú y Héctor hizo fuerza para que también los corriera días después en
Villaguay", revela.
MEDINA cuando volvió al triunfo en Gualeguaychú |
Uno ganó y fue el gancho definitivo para la vuelta.
"Al otro día empecé a ir a montar allá. No importaba que tuviera dos horas
de viaje desde casa", subraya. Era el tiempo de recorrer en auto el camino
que de chico hacía en ómnibus, mientras leía las páginas deportivas de los
diarios, motivado especialmente por tener noticias de Chacarita Juniors.
"Ahora en Gualeguaychú
no están corriendo. El hipódromo quedó mal después de un recital del Indio
Solari, pero al menos se sigue pudiendo entrenar", señala. De todos modos,
volvió a encontrar apoyo aprontando caballos de los entrenadores Carly
Etchechoury y Miguel Cafere. Las ofertas para montar seguido en San Isidro, en
Palermo y en La Plata se repiten con ellos y con gente del interior del país
que lo convoca. Ya logró varios festejos desde su vuelta. "Ahora tengo
conducta. Ningún día dejo de trotar, hace más de un mes que no como pan ni una
milanesa con papas fritas ni tallarines con estofado... ¡Hay que hacer el
sacrificio! Los triunfos, la constancia y la confianza permitirán que lleguen
más y mejores oportunidades", sostiene. El mensaje transmite una enseñanza
a los más chicos, cada vez más rebeldes en la sociedad y en la profesión.
Medina nunca pasó tanto
tiempo fuera de las pistas. Los jockeys saben que pueden quedar al margen por
lesiones o suspensiones. Ninguno quiere imaginar ese día en el que ceden en su
lucha contra el peso. Jesús ha sufrido fracturas de tibia y peroné, en 1998, y
de brazo y mano, en 2007, éstas en serie, luego de superar una pubalgia. Gajes
del oficio.
"Ya no me planteo
demasiados objetivos. Espero poder correr unos 4 o 5 años más. Que haya
trabajo. Hace unos meses estaba en 74 kilos y volver a correr es una sensación
inexplicable. Ésa es la carrera más importante de mi vida y ya la gané",
asegura. Su perseverancia y el tiempo dirán hasta dónde le saca el jugo a esta
nueva oportunidad.
Fuente: Diario La Nación
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