Habló largo y tendido con
nosotros; no tiene secuelas, ni se cansa de agradecer a todos quienes lo
ayudaron en esta etapa de recuperación, en especial a Carlos Felice
Por Constanza Pulgar
Hace un mes, (el último
día de Junio) en el Hipódromo Argentino de Palermo, el joven jockey santafesino Emiliano
Mirón sufrió una
gravísima rodada en un accidente que involucro a dos de los pilotos de la
carrera 15; en una fría noche invernal, Pablo Carrizo y él fueron los protagonistas. El
primero tuvo la fortuna de salir ileso, mientras que Emiliano no corrió la misma suerte, sufriendo
múltiples fracturas tanto en su cráneo como en su rostro, literalmente
destrozándole la cara.
Fue trasladado con
urgencia a la unidad de terapia intensiva en la Clínica
Bazterrica deCapital Federal, donde
se maximizaron esfuerzos para salvarle la vida; su estado era crítico y tuvo
que enfrentar varias cirugías complejas. Pasó por dos intervenciones
quirúrgicas para reparar las fracturas de su cráneo, siendo asistido por el
equipo de Neurocirugía a cargo de los Dres.
Mazzon y Chávez.
Milagrosamente salió adelante y recuperó sus funciones cerebrales mucho más
rápido de lo que se esperaba, dando así paso a una larga cirugía de
reconstrucción facial, donde fue atendido por los equipos médicos de Otorrinolaringología yCirugía Maxilofacial,
a cargo del Dr. Ratinoff y del Dr.
Achinelli respectivamente.
Su recuperación fue
asombrosa, y hoy, un mes después, tuve el placer de conversar largo y tendido
vía telefónica con Emiliano; se dice que
hay gente que se sonríe con los ojos, yo no tuve oportunidad de mirarlo a los
ojos aún, pero puedo decir que “Tortita” se reía con su voz. Se lo sentía
distendido, hablaba mucho y rápido. “Hablo hasta por los codos ahora que puedo, imaginate
todo el tiempo que estuve sin hablar, ahora que me aguanten”, decía riéndose. Me
siguió diciendo: “Me siento bien, normal, como siempre”,
y el mismo reconoce que tiene un Dios aparte. Dijo sentirse feliz, que los
médicos y él estaban contentos porque no le había quedado ninguna secuela.
Hablando de todo un poco
le pregunté acerca de su estado de conciencia, ya que los médicos ponían
énfasis en que había sido una gran suerte que Emiliano nunca la hubiera perdido, pero
la naturaleza es sabia y como de alguna forma ninguno de nosotros recordamos el
momento de nuestro nacimiento, porque evidentemente es una situación
traumática, él me cuenta que tiene conciencia recién desde hace dos semanas a
esta parte y anterior a eso, no recuerda nada del accidente.
Estaba contentísimo porque
ya está en piso, en una habitación donde podía estar todo el día con Rocío (su esposa), veía la tele y ya lo
habían visitado muchos de sus compañeros, me los nombró pero hablaba tan rápido
que ni pude tomar nota de los nombres de todos. Me dijo que el horario de
visita era de 9 a 12 hs y de 16 a 20 hs. Realmente era envidiable sentir toda
esa energía, a mí en lo personal me conmovió de una forma que pocas veces me
pasó; y sí, increíblemente él me pasaba energía a mí en lugar de ser al revés.
Me contó que aún tiene
para dos semanas más, en esta semana le quitarán la ortodoncia y en pocos días
comenzará a alimentarse de forma oral ya que por ahora, al tener una
traqueotomía y al haber estado sin poder usar su boca mientras cicatriza la
operación de sus maxilares, se alimentaba con sonda.
Cuando habíamos hablado de
todo (seria larguísimo contar todos los detalles en este artículo, incluso sus
bromas acerca de que nadie le iba a pegar en la cara porque se romperían la
mano con todo el titanio que tiene), le pregunté si quería comentar algo, dar
algún mensaje o decirme algo en particular, y entonces agradeció a todos los
dadores de sangre y en particular al Dr. Carlos Felice, de
quien nos dijo: “no veo la hora de encontrarlo y
decírselo personalmente, porque nunca nos dejó solos, se ocupó de mí, de mi
gente, le dio un departamento a mi esposa y a mi familia para que pudieran
estar acá enfrente todo el tiempo y nunca nos dejó faltar nada, se portó como
un duque, como siempre y quiero agradecer también a mi familia, que estuvo todo
el tiempo aguantándome y que sin ellos no hubiera podido recuperarme”.
Casi sin tener ganas, pero
sabiendo que tenía que dejarlo descansar me despedí de él, chorreándome la cara
de emoción, sin entender de donde había sacado toda esa valentía y no sin antes
prometernos que pronto compartiríamos unos ricos mates con él y con Rocío.
Emiliano, gracias
por darme la oportunidad de aprender, de ser parte de esta lucha enorme de una
familia y de un luchador como vos. Me siento orgullosa de gente como vos.
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