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Para Bandera Verde Turf
Durante el fin de semana pasado, catorce caballos
provenientes del interior del país ganaron en San Isidro, Palermo y La Plata.
Esta circunstancia tiene varias lecturas que vale la pena desmenuzar. Por un
lado, que podemos considerar positivo, señala claramente que es notable que la
evolución del turf provincial con relación a otras épocas donde se les hacia
cuesta arriba poder llegar primero en cualquiera de los tres hipódromos. Esto
tiene que ver con la mejor calidad de sus animales y también con la experiencia
de sus profesionales para poner un ejemplar al nivel que necesita para competir
en la mayor exigencia. Sin duda que ha crecido el interior y eso favorece la
federalización de la actividad, fuente más que importante para lograr que se
armen los programas kilométricos de quince o más carreras y se mire con más
respeto a los pura sangre que llegan de la tierra adentro, promoviendo un
entusiasmo en su gente que tiene una buena excusa para ir a la capital.
Sin embargo, tiene también un aspecto negativo para un
sector y nos referimos a la categoría de las carreras junto con la capacidad
del aficionado para poder elegir.
Organizar carreras para perdedores de cinco años
o más edad, caballos que no hayan entrado en los primeros cinco puestos en sus
últimas cinco carreras y otras especificaciones por el estilo, abren un amplio
abanico para muchos animales que de otra manera deberían quedarse en su ámbito
local, es decir en su provincia. También promueve la compra de ejemplares en
training medio matungos que se preparan con bajas pensiones para correr al cabo
de un tiempo, esperando algunos que se depuren las categorías, otros con
lesiones que llevan tiempo curar y así sucesivamente. En cuanto al aficionado
que habita en los hipódromos centrales, no le permite estudiar a fondo las
tabuladas en esos cotejos porque no tienen los antecedentes necesarios para
hacerlo, aún cuando las revistas tratan por todos los medios de darles
información con los “Caballos del Interior”. Es difícil medir o comparar si uno
que gano en Gualeguay es mejor que otro que triunfo en Tandil porque no existe
punto de comparación, entonces se les hace muy engorroso a la hora de su
apuesta y muchas veces se ven caras largas en las tribunas por las llamadas “sorpresas” o “encomiendas” que, yendo tapadas, ganan como si fueran Candy Ride.
Es complicado el asunto pero es lo que hay, no existe un
argumento lo suficientemente sólido como para defender cualquier postura pero
sí es cierto que por un lado se perjudica al turf de las provincias sacándole
sus mejores caballos para armar buenos programas y entonces las instituciones
se ven muy complicadas para formar reuniones más de dos o tres fechas al
mes. Con toda lógica y a favor de
mejores premios, los propietarios eligen el viaje a la capital y toman su
hipódromo como un lugar de entrenamiento para medir la chance de sus créditos.
Mientras tanto, en Buenos Aires los vitalicios del turf miran como se suceden
los éxitos de los foráneos a razón, por ejemplo, de catorce en un fin de
semana. Es todo un tema la cuestión, ¿será bueno o malo lo que sucede?, quizá
la transmisión en directo de los clásicos provinciales le pueda dar un poco de
luz a la encrucijada.
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